amorenletras
letras que cautivan el alma

Cómplice y testigo

El sordo sonido de la brisa artificial se hizo cómplice de nuestro deseo
y encubría los gemidos de placer y gozo mientras desordenábamos
las blancas sabanas en un enardecido abrazo,
como si el hado del amor conociera que ese día seria espectador
del más sublime y ansiado momento donde apagaríamos la llama
de la vehemencia con nuestros profundos suspiros cargados de ansiedad…
lentamente recorrí  tu piel con mi lengua,
encontrando tu alma en cada roce de humedad,
en cada temblor de tus muslos,
mientras tu acariciabas con placer mi cabello
y tus ojos desorbitados se cerraban con pasión,
solo un momento en el que tu respiración  se detuvo,
para que tus labios se humedecieran y pronunciaran las palabras
que le darían un enardecido movimiento a tu cuerpo
mientras la dureza de mi virilidad ingresaba
en la bóveda de tu tibia y húmeda femineidad…
fue una realidad tan corta como eterna,  se mezclaron los colores,
se  derramaron los gemidos  y una explosión de sensaciones reventó el clímax…
y las caricias se volvieron lánguidas
y los besos extenuados con el plácido sabor de tu piel…
y lentamente retornó el sordo sonido de la brisa artificial…

(Daniel Navarro)

 
 
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